Dimensionando el golpe: educación en Panamá y la pandemia del Covid-19

Dimensionando el golpe: educación en Panamá y la pandemia del Covid-19

El impacto de la pandemia por Covid-19 en el desarrollo del sistema educativo, y el cierre durante aproximadamente dos años de las escuelas a nivel nacional, es complejo y casi imposible de medir.

La estadística que publica el Ministerio de Educación (Meduca) sobre el desempeño educativo, la matrícula y las distintas tasas que corresponden a ese periodo deben ser analizadas con una lupa.

En nuestra serie de reportajes educativos, hemos desmenuzado un poco la información que existe sobre el sistema educativo y como los datos y las cifras se compaginan con la realidad que viven docentes, estudiantes y administrativos todos los días.

Entender el impacto de pausar las clases presenciales por casi dos años es una tarea titánica. Intentaremos, basándonos en encuestas hechas y publicadas durante la pandemia, así como de la mano de expertos educativos que viven de cerca las secuelas de esas pausas, entender a fondo el problema.

La meta: poder saber qué tan preparados estamos luego de la experiencia con el Covid-19, qué carencias evidenció aún más, y qué pasos se deben tomar.


Retos

Para los planteles oficiales, el reto fue mayor, pues se evidenciaron varias cosas. La conectividad virtual entre la escuela, los docentes, y los estudiantes, en la mayoría de los casos, era inexistente. Muchos docentes no tenían el conocimiento técnico ni las herramientas necesarias para impartir clases a distancia. Los contenidos educativos no tenían una contraparte digital, pues las clases estaban diseñadas para enseñarlas en persona en un aula de clases.

Al sistema le tocó adaptarse a medida que se fueron presentando las circunstancias de la pandemia. De los insumos más valiosos para entender lo que sucedió a nivel educativo durante la pandemia son tres encuestas elaboradas por Unicef con apoyo del Meduca. La primera se hizo en junio de 2020, la segunda en noviembre de ese mismo año y la tercera en junio de 2021. La continuidad de los puntos de datos es lo que les da tanto valor.


Acceso

En junio de 2020, de los mil hogares encuestados a nivel nacional, excluyendo comarcas indígenas, sólo el 53% dijo que los menores de edad en el hogar estaban recibiendo educación a distancia. La encuesta se hizo tres meses después del cierre inicial de las escuelas, un dato de alarma, pues la mitad de los estudiantes no estaba recibiendo ningún tipo de atención educativa para ese momento.

La muestra incluye estudiantes de colegios privados y públicos, por lo cual, a nivel público, el porcentaje probablemente es mayor.

La encuesta también analiza la cifra de educación a distancia en base al ingreso familiar. Las familias que reportaron un ingreso menor a $400 mensuales respondieron que solo el 46% de los estudiantes estaba recibiendo clases a distancia para ese momento.


Recuperación

Para noviembre de 2020, apenas cinco meses después de la primera encuesta, el número de estudiantes que reportó estar recibiendo educación a distancia creció marcadamente. En noviembre, el 85% de los encuestados dijo que los menores de edad estaban recibiendo educación a distancia. También se niveló en cuanto a ingreso.

Fuente: Encuesta Situación de familias con Niños, Niñas y Adolescentes durante la pandemia por Covid-19, UNICEF

Ese fue el techo de la educación a distancia.

En junio de 2021, el porcentaje de estudiantes que reportó estar recibiendo educación a distancia aumentó al 87%. Para ese entonces faltaban seis meses de educación a distancia hasta que las escuelas volvieran a abrir en marzo de 2022.


Volcados

La realidad es que Panamá se volcó hacia la educación a distancia y al cierre indefinido de las escuelas.

No se implementaron programas para retomar la educación ni de forma híbrida o parcialmente presencial durante los dos años de pandemia. Para un país con poca infraestructura digital en materia educativa, esto supuso todo un reto.
Para junio de 2021, el 30% de los encuestados respondió querer volver a la educación presencial, mientras que el 25% abogaba por una modalidad semi-presencial. El 45% que prefería mantener la virtualidad citaba miedo al contagio del Covid-19 como la principal razón para no querer que los niños regresen a la escuela presencialmente.

El 88% dijo que esa razón era la principal.


Cambio

¿Qué cambió entre junio y noviembre de 2020 para integrar a tantos niños a la educación a distancia?

Los docentes lucharon inicialmente para contactar a los estudiantes. Teniendo poca integración virtual del aula previo a la pandemia, muchas veces, cuando un estudiante deja de ir a la escuela significa que pierde todo contacto con el sistema educativo.

Sin la capacidad de conectarse con docentes, directores y sin vías de comunicación robustas y directas entre padres de familia y las escuelas, el contacto con la población estudiantil resultó difícil.


Red

El Compromiso Nacional por la Educación (COPEME) presentó una iniciativa durante el segundo semestre de 2020 llamado la Red de Retención y Reinserción Escolar.

La misma se implementó con la meta de apoyar al Meduca en la ubicación de los estudiantes que el sistema no había podido integrar a distancia con la intención de prevenir los factores de riesgo que llevan a la deserción escolar y la exclusión educativa.

En una nota previa, exploramos el fenómeno de la exclusión escolar y analizamos los principales riesgos que enfrenta un estudiante a lo largo de su carrera estudiantil. Con la red se intentó identificar cuáles eran las posibles formas de conexión y comunicación con cada estudiante, tanto de forma tecnológica como a través de vecinos, representantes, estudiantes del área y grupos de alumnos.

Se analizaron los índices de comunicación y las necesidades por centro educativo y se implementaron estrategias de contacto en cada uno. Fue un trabajo arduo y manual, en el cual se lograron localizar a decenas de miles de estudiantes para reintegrarlos al sistema mediante distintas modalidades.

Una nota publicada en la Revista Concolón en 2020 abarca más a fondo ese esfuerzo y pone en contexto el trabajo sin precedentes que significó.


Modalidades

Recordando que para noviembre de 2020 un 85% de los estudiantes reportó estar recibiendo algún tipo de educación a distancia, se puede entrar a conocer las modalidades de enseñanza, y analizar el impacto de cada una en el desarrollo estudiantil.

La encuesta evaluó cinco modalidades: plataformas virtuales con interacción, lecciones por radio y/o televisión, plataformas virtuales para descargar materiales sin interacción, envío de materiales por WhatsApp y materiales impresos en casa.

Así como el aumento en la cobertura educativa a distancia fue gradual, el migrar de modalidades menos personales —como lecciones por radio y/o televisión— a modalidades más didácticas como plataformas interactivas, también fue poco a poco. En la mayoría de los casos la enseñanza a distancia incluía una o más de estas modalidades.

Fuente: Encuesta Situación de familias con Niños, Niñas y Adolescentes durante la pandemia por Covid-19, UNICEF

Interacción

Del 53% que reportó estar recibiendo educación a distancia para junio de 2020, apenas la mitad dijo tener acceso a plataformas virtuales con interacción entre el estudiante y el docente.

Cuando la cobertura subió a 85% en noviembre de ese año, el 64% de esos encuestados dijo tener acceso a este tipo de plataformas. Para junio de 2021, el 73% dijo estar conectado con plataformas interactivas.

En contraste, el porcentaje que reportó estar recibiendo educación vía radio y/o televisión disminuyó. En junio de 2020 era un 37% y un año después, en junio 2021, fue un 14%.

El envío de materiales por WhatsApp fue otra modalidad popular, principalmente después de la recuperación de los estudiantes entre junio y noviembre de 2020. Para junio de ese año, el 32% reportaba usar esa modalidad. Para noviembre, el 50% reportó estar recibiendo materiales por Whatsapp.

El porcentaje volvió a bajar, a un 39%, para junio del año entrante. Esa disminución coincidió con el incremento en la cantidad de estudiantes que tenían plataformas interactivas.


Desigualdades

En la encuesta se desglosan los resultados a la pregunta de la modalidad educativa por ingreso y por tipo de escuela, si es particular u oficial. Se demuestra cómo la falta de herramientas tecnológicas en el sistema oficial truncó el desarrollo de la educación a distancia.

Por ejemplo, para el grupo de encuestados que reportó un ingreso menor a $400 mensuales, para junio de 2021 solo el 57% tenía acceso a una plataforma virtual con interacción, mientras que el 55% reportaba recibir materiales por Whatsapp. En comparación, de los encuestados que reportaron un ingreso superior a $2,000 mensuales, para junio de 2020, a escasos tres meses de que las escuelas estuvieran cerradas, el 81% reportaba tener acceso a una de estas plataformas.

La diferencia entre escuelas públicas y privadas también es evidente.

Para noviembre de 2020, el 84% de los estudiantes en escuelas privadas tenían acceso a plataformas interactivas, comparado al 52% de escuelas oficiales.

Solo el 5% de los estudiantes de escuelas privadas reportaron, para noviembre, recibir lecciones por radio y/o televisión. En esa misma encuesta, el 32% de los estudiantes en escuelas oficiales reportaron esa modalidad.


Tiempo

En términos generales, los estudiantes de las escuelas privadas recibían clases a distancia más veces a la semana y por más horas.

El 75% de los estudiantes de escuelas oficiales reportaron, en junio de 2021, recibir clases todos los días, mientras que un alarmante 21% reportó recibir solo una vez por semana.

En cambio, en los planteles privados, el 93% dijo recibir clase todos los días, con solo el 7% reportando recibir clases una vez a la semana.

La diferencia también es marcada en cuanto a la cantidad de horas de estudio recibidas al día.

El 48% de los encuestados en escuelas públicas dijo recibir entre 1 y 3 horas de enseñanza diaria y un 31% reportó entre 3 y 5 horas. El 79% de los estudiantes en escuelas oficiales recibía menos de 5 horas diarias de clase.

En comparación, solo un 13% de los estudiantes de escuelas privadas reportó recibir entre 1 y 3 horas diarias de clase. Un 42% dijo recibir entre 3 y 5 horas diarias.

Frecuencia y cantidad de horas diarias en las que recibió educación a distancia por tipo de escuela, junio 2021.

Fuente: Encuesta Situación de familias con Niños, Niñas y Adolescentes durante la pandemia por Covid-19, UNICEF

Efectos

En marzo de 2022 se inició con la apertura de las escuelas nuevamente, aún con limitaciones y medidas de bioseguridad. Durante dos años —porque la pandemia comenzó a la par del año escolar en 2020— los estudiantes estuvieron alejados físicamente de las escuelas. El nivel de cercanía con el sistema educativo varió de estudiante en estudiante.

Medir el impacto de esa pausa será complejo y requerirá de análisis a largo plazo de las competencias académicas, las situaciones sociales y mejoras al sistema.


Construcción

Kevin González, Director de Investigación y Tecnología Educativa en Fundación Ayudinga, una ONG educativa sin fines de lucro, explicó algunos conceptos básicos sobre la teoría de la educación y cómo estos se vieron afectados por lo que sucedió en la pandemia.

Como tutor e investigador del tema, ve de cerca los impactos.

Explicó a Nueva Nación que para algunas materias, como la matemática, el lenguaje y la ciencia, “la enseñanza es constructivista, pues necesitas lo que aprendiste hoy para seguir aprendiendo mañana”.

Las deficiencias durante la vida escolar de un estudiante se acumulan y generan lagunas de conocimiento que son cada vez más complicadas de subsanar.

González y el equipo de Ayudinga enfrentan estas lagunas cuando los estudiantes graduados buscan ingresar a universidades.

“Lo ocurrido en la pandemia tiene varias implicaciones, no solamente académicas, sino también sociales y emocionales, así como en el desarrollo de habilidades que usualmente uno forma en la escuela,” explicó.

“Ir a la escuela no es solo aprender, es también ser, hacer y convivir,” dijo.


Discordia

“Se juntó el hambre con las ganas de comer”, dijo González para describir lo sucedido en la pandemia.

El uso de infraestructura y dispositivos tecnológicos supuso un reto para los docentes y los propios estudiantes, pues los celulares se volvieron clave en la capacidad de aprender.

“El estudiante no usa el celular en clase porque lo penalizan,” explicó. De la noche a la mañana, se esperaba que lo utilizaran como herramienta educativa.

Según los indicadores arrojados por las encuestas hechas durante la pandemia, el 50% de los estudiantes, para junio de 2021, utilizaban celulares como dispositivos para aprender. Esto incluye estudiantes con distintas modalidades de educación a distancia.

González destaca la capacidad de adaptación y la resiliencia mostrada tanto por docentes como estudiantes. “La pandemia generó ese cambio de mentalidad para que se fuesen adquiriendo habilidades o mejorando la conectividad primero y luego los aprendizajes virtuales,” explicó.


Resultados

Destaca también el esfuerzo que hizo el Copeme para recuperar a los estudiantes que habían quedado excluidos al cerrar las aulas de clase.

Para González, los esfuerzos y su éxito se ven en las prueba PISA, pues a pesar de que hubo una pandemia de por medio, los resultados de Panamá mejoraron levemente en comparación a la prueba registrada en 2018.

Poniendo en contexto que seguimos teniendo algunos de los peores índices en la región y el mundo medido por la prueba, la realidad es que la mitigación de los efectos de la pandemia, y la capacidad de poco a poco integrar a los estudiantes en la educación a distancia por lo menos ayudó a que las lagunas de conocimiento y la falta de entendimiento de los materiales no se agravara.

En una nota anterior analizamos detalladamente los resultados de la prueba PISA más reciente y la importancia de medir la calidad educativa. González, como los expertos citados en esa nota, asegura que el valor de las pruebas como PISA es tener puntos de datos continuos no solo a nivel académico sino en todos los otros rubros que miden el bienestar y la cultura estudiantil en los planteles educativos.


Capacidades

¿Qué tan preparado está el sistema para enfrentar una situación similar a lo que sucedió entre 2020 y 2022 con el sistema educativo?

Según González, haber tenido la experiencia previa es una gran ventaja. Los docentes, explica, ya vivieron el proceso una vez.

A su juicio, es imperativo robustecer el sistema de información del Ministerio de Educación.

«Es inconcebible que el ministerio no sepa donde está cada niño,» dijo. Considera que tener un control interno de información que sea confiable y esté actualizado es clave.

También resalta la importancia de tener un soporte digital de las clases que se dan en persona. «Dar continuidad a los aprendizajes y tener un respaldo virtual de las clases presenciales es necesario,» considera.


Continuo

En notas posteriores, continuaremos explorando otros indicadores educativos que nos permiten entender mejor el sistema, con sus ventajas y carencias.

El impacto de la pandemia y el cierre de las escuelas —uno de los más largos del mundo— sin duda agravaron realidades en un sistema educativo ya deficiente y golpeado.

Otros aspectos como el efecto que tuvo en los hogares, las familias y el desarrollo social y de convivio de los estudiantes es casi imposible de cuantificar.

Tomando en cuenta que el cierre de las escuelas sucedió durante una etapa de crisis sanitaria y económica para el país, el impacto al sistema educativo debe verse como parte de un todo.