Candidatos enfrentados: entre reclamos e ideas
El primero de tres debates presidenciales se llevó a cabo la noche del lunes pasado, donde siete de ocho candidatos estuvieron cara a cara.
Pullas, críticas, cuestionamientos y propuestas ambiguas protagonizaron el intercambio entre los candidatos, quienes interactuaron en un formato que permitía diálogo entre ellos y preguntas directas.
Con un electorado indeciso y sin un claro líder en las encuestas, es poco probable que lo sucedido en el escenario del domo de la Universidad de Panamá hace dos días esclarezca la intención del voto de muchos ciudadanos.
Más que para contrastar propuestas, el debate sirvió para sacar a relucir las personalidades, genuinas o fabricadas, de los siete candidatos y candidatas.
El encuentro abordó cuatro bloques temáticos. Fue largo pero dinámico, con la parte más lenta al momento de hablar del problema más técnico de todos, la crisis del programa de pensiones de la Caja del Seguro Social.
Además, se habló de: inseguridad, desarrollo sostenible, educación y desempleo.
Analistas, como el politólogo Harry Brown, fueron críticos del formato del debate, pues argumentan que el mismo no permite que los candidatos expongan propuestas reales por la limitación de tiempo.
Al tener siete candidatos en la tarima y tantos temas por abordar, ninguna intervención era de más de un minuto.
En los primeros cuatro bloques, por ejemplo, el total de tiempo que tenía cada candidato para responder preguntas de los moderadores, de sus contrincantes y formular las suyas propias, fue de 3 minutos y 15 segundos en total.
En redes sociales llovieron críticas por la falta de explicación de las propuestas presentadas.
Se dijeron muchas cosas en el escenario pero poco se explicó cómo se ejecutarán y financiarán las propuestas. Esto, de cara a un periodo presidencial que enfrentará una complicada situación económica y varias crisis multimillonarias.
Interesantemente, fue poco notable la ausencia del expresidente Ricardo Martinelli, aún candidato en firme, quien no acudió al debate por encontrarse atrincherado en la Embajada de Nicaragua en Panamá.
Los moderadores mencionaron la razón de su ausencia —y el podio vacío— en dos ocasiones, pero poco lo mencionaron los demás candidatos.
Nube
Un análisis hecho por Nueva Nación al contenido del debate nos deja ver cuáles palabras o frases fueron las más repetidas durante las dos horas y media de discusión.
En términos generales se habló mucho de agua, de seguridad y del Canal.
También se repitió la palabra “educación”, así como las generales “gobierno” y “país”.
En el bloque de desarrollo sostenible, la conversación se centró en el tema hídrico.
Al hablar de la Caja de Seguro Social, varios candidatos hablaron de los medicamentos, su abastecimiento y el costo.
Hubo temas que, sorprendemente, estuvieron casi ausentes, como el de la mina en Donoso.
Si bien lo mencionaron durante el bloque de desarrollo sostenible, hay quienes esperaban que fuera un tema más central en la discusión entre los candidatos, para así contrastar las posturas de unos y otros.
Batallas
El formato de preguntas entre los candidatos —y cómo lo abordaron desde cada podio— da para analizar las estrategias de las distintas campañas, qué candidatos son percibidos como más fuertes y cuáles buscan evitar conflicto.
En los dos primeros bloques, Torrijos fue el primer seleccionado al que le preguntaron. En el tercer bloque, sobre Caja de Seguro Social, fue la tercera persona a la que le preguntaron.
Lombana también estuvo repetidas veces entre los primeros a quienes sus contrincantes le preguntaron. Solo en el tercer bloque, sobre la Caja de Seguro Social, fue el último seleccionado.
En tres de los cuatro bloques hubo un enfrentamiento entre Zulay Rodríguez y Ricardo Lombana, dos veces iniciados por Rodríguez. También se encontraron dos veces Melitón Arrocha y Martín Torrijos, y Rómulo Roux y José Gabriel Carrizo.
Por otro lado, las cuatro veces que le tocó al vicepresidente José Gabriel Carrizo elegir a quién preguntarle, eligió a Maribel Gordón. Esta estrategia llamó la atención, pues después de un rato quizás era evidente que Carrizo evitaba enfrentarse a los demás.
En varias ocasiones, utilizó el espacio para hacer preguntas solo para sacar a colación algún tema que quería abordar. No obstante, Gordón no fue tan llevadera, refutando varias de las preguntas de Carrizo y cuestionando la actual gestión.
Combatiente
Ricardo Lombana, candidato por el Movimiento Otro Camino, fue el primero en hablar la noche del lunes. El orden fue sorteado. Es su segunda ronda de debates presidenciales, luego de que participara como novato en 2019 en aquel ciclo electoral.
Lombana se vio confiado, no tanto en sus palabras, sino en su actitud y su manejo.
Comenzó combativo. Básicamente ignoró el contenido de la primera pregunta que le hicieron los moderadores —sobre migración irregular en el Darién— para llamar a sus compañeros de escenario y allegados, “los ladrones más grandes que ha tenido Panamá”.
En el transcurso de la noche intercambió dardos con Zulay Rodríguez y Martín Torrijos. Incluso, aprovechó una de las preguntas para mostrar su plan de gobierno, el cual ya está en su sitio web.
En cuanto a propuestas, mencionó la importación de medicamentos para abaratar los costos, implementar farmacias comunitarias en distintos puntos y crear un Instituto de Inteligencia Artificial y Robótica.
Además, plantea una reestructuración del gasto público de unos $4,000 millones de dólares, recortando gastos que considera innecesarios y modificando carteras e instituciones.
Cadencia
La candidata por la libre postulación, Maribel Gordón, luchó contra el reloj durante la primera mitad del debate. En dos ocasiones se quedó sin tiempo, y en una incluso se le cortó la pregunta que le hacía a otro candidato. La moderación del debate optó por apagar los micrófonos cuando se quedaban sin tiempo, una táctica que agilizó la conversación y evitó sobresaltos.
Cuando sí pudo contenerse al tiempo establecido, Gordón se enfocó en temas económicos y de desigualdad. Mencionó reiteradas veces el crimen de cuello blanco y el modelo neoliberal que han seguido gobiernos anteriores.
Intentó distanciarse de las políticas de quienes la rodeaban en el escenario, haciendo alusión a su plan de gobierno, “Plan para la Vida Digna”.
Donde más se lució fue en la discusión sobre la Caja de Seguro Social. Se paró contundente contra la opción de hacer cambios paramétricos, como subir la edad de jubilación. Propuso, además, regresar al sistema solidario de cotización.
Nervios
Zulay Rodríguez, candidata a la presidencia por la libre postulación, tuvo su principal enfrentamiento contra Lombana. Quedó sin argumento cuando se le achacó que era una candidata más del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD). Al ser cuestionada por haber apoyado en campaña al actual presidente, dijo frustrada que se arrepentía.
En cada intervención, el tono de voz de Rodríguez era el mismo, con un quiebre singular que quizás distraía de lo que decía. Por ratos se notó desarmada ante ciertas críticas. Fue un contraste a cómo solemos ver a la diputada desde su curul en la Asamblea, más combativa y firme.
En cuanto a propuestas, habló de jornadas extendidas de clases para suplir las necesidades estudiantiles y el programa “Barriguita Llena”, el cual busca dar varias comidas al día a los estudiantes que las necesiten en el sistema público.
En la mira
Desde un inicio, el expresidente Martín Torrijos fue blanco de varios ataques. La primera pregunta formulada por un candidato fue dirigida a él.
Durante el desarrollo del debate, Torrijos dio varias propuestas, particularmente sobre seguridad y el tema del agua.
Sin embargo, se percibió un poco aéreo por ratos.
Su estrategia comunicacional de hablarle directamente al público, incluso al momento de responder preguntas de otros candidatos, se sentía desarticulada con el tono general del debate.
Se presentó como un candidato sobrio y mesurado, en línea con su campaña, que lo intenta perfilar cómo el más experimentado y el único con la capacidad de afrontar los problemas.
Dentro de todo, logró mantener la imagen de ser presidenciable —la tónica general de su campaña.
Sobre la inseguridad ciudadana, fue uno de varios candidatos que propuso aumentar la cantidad de policías en las calles. En cuanto al tema del agua, dijo que el Canal de Panamá administraría las potabilizadoras en la cuenca y se comprometió a la construcción de la reserva en Río Indio.
Al tocar el tema de la Caja de Seguro Social, otros candidatos cuestionaron la reforma hecha durante su gobierno, donde se introdujo el sistema mixto de cotizaciones. Él se mantuvo firme y aseguró que fue el resultado de un consenso nacional, no una imposición de su gestión.
Sorpresa
Melitón Arrocha, candidato por la libre postulación y por el Partido Alternativa Independencia Social (PAIS), fue la gran sorpresa de la noche.
Probablemente el candidato menos conocido, quedó claro que no tenía mucho que perder.
Su valoración fue positiva, con tres de seis analistas citados por La Prensa dándole el puntaje más alto de la noche.
Arrocha habló de forma contundente y clara sobre varios temas.
Propuso cosas tangibles y, en términos generales, se presentó como alguien genuino y honesto. Sobre la crisis de la Caja de Seguro Social, no descartó tener que tomar medidas paramétricas y dijo que todo lo que estaban diciendo los demás candidatos no era viable o una solución.
Tuvo un momento llamativo al inicio contra el candidato oficialista, el vicepresidente José Gabriel Carrizo, que lo hizo resaltar desde temprano. Además, fue armado con estadísticas y datos.
Propuso construir una potabilizadora en el río Bayano —o Chepo— y otra en el río Santa María, en Herrera.
En cuanto al desempleo, se enfocó en proponer soluciones para la población jóven, con el Programa Emprender Trabajando y un semillero de emprendedores. Si bien propuso, no expandió en cómo implementaría o financiaría.
Hacia el final del debate, protagonizó un intercambio algo tibio y amigable con Torrijos donde usaron la oportunidad para preguntarse cosas sencillas y básicamente entablar una conversación.
Agachado
Rómulo Roux también sorprendió, pero por razones distintas.
Se le vio un poco apaciguado y a la espera de ataques o enfrentamientos. Las veces que tomó la palabra no fue particularmente memorable. Mencionó varias propuestas como la implementación del Compromiso Nacional por la Educación y más tecnología para las escuelas.
Sobre el tema de la Caja de Seguro Social, evadió varias preguntas sobre medidas paramétricas y dijo que buscaría llegar a consensos. En cuanto al desempleo, dijo que crearía 500 mil empleos durante su gobierno —una cifra exorbitante cuando se considera que existen 155 mil personas desempleadas.
Su momento más memorable fue un enfrentamiento directo con Torrijos, donde éste lo cuestionó por trabajar para la firma de abogados que representa a Minera Panamá. Roux dijo estar orgulloso de trayectoria privada y dijo que nadie sabía qué había hecho Torrijos desde que salió de la presidencia.
“Yo creo que tú eres un nini,” le dijo, provocando carcajadas en el salón y hasta una sonrisa incrédula del propio Torrijos. Roux, candidato de la alianza entre Cambio Democrático y el Partido Panameñista, pasó desapercibido por ratos.
Último
Finalmente, el candidato oficialista, José Gabriel Carrizo, fue el que menos brilló. Pocos buscaron interactuar con él o hacerle preguntas. El actual vicepresidente intentó caminar la cuerda floja entre diferenciarse de la desgastada gestión actual y dar continuidad a proyectos que siguen conformando su plan de gobierno.
Hizo alarde, varias veces, de la fuerza y capacidad de su partido.
Sin embargo, al no poder citar logros del gobierno de Torrijos, por ser su contrincante, se vio obligado a resaltar logros del gobierno de Ernesto Pérez-Balladares, quien no solo estaba en el público, sino que gobernó hace 30 años.
En cuanto a propuestas, dijo que le inyectaría $3,000 millones a la Caja de Seguro Social, pero no dijo de dónde sacaría el dinero. Igual dijo, sin explicar cómo, que pagaría un mínimo de $350 mensuales a los jubilados y ampliaría el subsidio de $120 a los 65.
En términos generales, Carrizo se vio algo perdido en el escenario, temeroso de cuestionamientos e incapaz de responder a críticas a la gestión actual.
Expectativas
El primer debate, dentro de todo, avivó la conversación en torno a la contienda, una campaña previamente descarrilada por los sobresaltos judiciales del expresidente Martinelli.
¿Qué tanto influyó el encuentro entre siete candidatos en la intención de voto del electorado? Aún no lo sabemos.
El siguiente debate es el miércoles, 13 de marzo.