Los resultados electorales que conformaron la actual Asamblea Nacional fueron sorprendentes por varias razones. No solo la Coalición Vamos logró la bancada más numerosa, un hito histórico para el movimiento independiente, sino que también se redujo dramáticamente la bancada más grande del quinquenio pasado —la del Partido Revolucionario Democrático.
La reconfiguración legislativa resultó en una Asamblea fragmentada, sin una clara mayoría y con distintas facciones. Surgieron preguntas desde temprano: ¿cómo se alinearán los partidos? ¿Qué partidos apoyan la gestión gubernamental? ¿Tiene el presidente José Raúl Mulino una bancada?
El panorama tiene otra capa de complejidad dada la forma en la que llegó Mulino al poder: postulado por el partido Realizando Metas (RM) y el partido Alianza, sobre las espaldas de la campaña y popularidad del expresidente Ricardo Martinelli.
Sin ser un miembro activo de RM antes de su postulación, ni percibido como tal, el presidente llegó prometiendo ser Martinelli y “ayudar” a su amigo. La popularidad del nuevo partido de Martinelli, su taxi electoral, se trasladó también a la Asamblea, pues es la segunda bancada más numerosa con 14 diputados.
Tras nueve meses de legislatura, votaciones clave en el hemiciclo —y episodios como el famoso almuerzo en Penonomé— han causado rupturas y tensiones. Hay indicios de cuáles son las fortalezas legislativas del gobierno de Mulino y muchas preguntas sobre cuál es la oposición, qué tan fuerte es y si está lista para los retos por venir.
Poder
La primera configuración legislativa se evidenció ante los ojos de la ciudadanía el martes, 1 de julio, de 2024, cuando ocurrió la instalación de la Asamblea. Tras la victoria contundente de Vamos, surgían preguntas sobre si la coalición podría trasladarse a ocupar cargos de poder dentro del legislativo. Sin embargo, rápidamente se evidenció que “20 no son 36”, como dijeron diputados de RM esa mañana. Si bien son la bancada más grande, no tienen mayoría.
Ese 1 de julio fue electa Dana Castañeda (RM 2-3), con 44 votos, como presidenta de la Asamblea. Votaron por ella RM, los diputados de Cambio Democrático, los del partido Alianza, la mayoría de los panameñistas, un diputado del Partido Popular y el diputado del Molirena. Además, la apoyaron los 12 diputados del PRD.
Fuente: Asamblea Nacional
En contra de Castañeda —y a favor de Walkiria Chandler (VAMOS 8-3)— votaron los 20 diputados de Vamos, los tres diputados de Moca, dos panameñistas y una diputada del Partido Popular.
Cambios
Desde la instalación de la actual Asamblea a la fecha, podemos identificar tres otras votaciones clave que evidencian las corrientes, los bloques y las oposiciones dentro de ella: la ratificación de Dino Mon como director de la Caja de Seguro Social, la aprobación del Presupuesto General de la Nación para 2025 y la aprobación del proyecto de Ley 163 que reformó la Caja de Seguro Social.
Los registros de votación electrónica —publicados por la Asamblea Nacional— evidencian cuatro bancadas que han votado igual en las cuatro votaciones: la de RM, la de Cambio Democrático, la de Molirena —conformada por un solo diputado— y la de Alianza.
Sin embargo, si sumamos todos los votos que tienen esas cuatro bancadas, da 26. Esto es diez votos menos que la mayoría necesaria para aprobar un proyecto de ley. En todas las votaciones, este bloque, el cual podríamos considerar el bloque oficialista, ha tenido apoyo de una mezcla de otras bancadas.
Fuente: Asamblea Nacional
Repuesto
La bancada de Cambio Democrático es interesante, pues se han consolidado en la Asamblea como una extensión de la bancada RM. Luego de la debacle electoral, a nivel presidencial, del entonces presidente de ese partido, Rómulo Roux, CD fue el primero en renovar sus estructuras internas, llevando a cabo su elección en octubre del año pasado.
Ya para el quinquenio pasado la bancada de CD estaba rota, con una facción apoyando a Roux y la otra a la ahora presidenta del partido, Yanibel Ábrego. La bancada de CD, compuesta por nueve diputados en la Asamblea actual, ha votado de forma constante con RM.
No obstante, incluso en CD han habido destellos de disenso.
Por ejemplo, justo esta semana, en la Comisión de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales, cuando se discutía la propuesta de amnistía para expresidentes y exfuncionarios vinculados a los casos New Business y Odebrecht, Ana María Poveda, una diputada suplente de CD, dio la sorpresa.
Poveda, suplente de Didiano Pinilla (CD 9-4), votó en contra del proyecto de ley en primer debate, a pesar de que su principal firmó la propuesta de ley una semana antes.
Aliados
Las pequeñas bancadas de Alianza —que corrió junto a RM en las elecciones generales— y Molirena, con dos y un diputado respectivamente, han votado con la bancada oficialista en las cuatro votaciones analizadas.
Si bien son bancadas diminutas, ese apoyo, en una Asamblea tan fragmentada como ésta, podría significar la aprobación o rechazo de una propuesta en el futuro, por lo cual mantenerlos de su lado resulta clave.
Fragmentados
La bancada del Partido Panameñista, compuesta por ocho diputados, ha tenido más variación. Seis de los ocho votaron a favor de Castañeda. Uno se les unió en la votación para ratificar a Mon como director de la CSS. Cuando se trató de las reformas a la CSS, los ocho diputados Panameñistas votaron a favor.
A nivel interno, el Panameñismo no tiene una guía clara. La decisión de aliarse con Roux para la elección presidencial no dio frutos. La bancada no creció entre el quinquenio pasado y este, manteniendo las cifras alcanzadas luego de la estrepitosa derrota que sufrió el partido posterior a la presidencia de Juan Carlos Varela.
El excandidato presidencial, José Blandón, sigue a la cabeza del partido, pero se tiene previsto que para el domingo, 11 de mayo, se lleven adelante elecciones internas y se renueve la directiva.
Mientras tanto, dentro de la Asamblea, se toman decisiones, en algunos casos, como bancada y otras veces, de forma individual.
Para el politólogo Juan Diego Alvarado, lo que sucede en la Asamblea en torno a las bancadas no sorprende dado el sistema político panameño. “La disciplina partidista es difícil de llevar a cabo por parte de los partidos,” explica. Incluso para partidos organizados y con claras directivas legitimadas por procesos internos, “uno de los grandes retos es la vinculación entre el partido y sus diputados”.
Históricamente, los diputados terminan controlando al partido en vez de los partidos controlando a sus diputados. Lo vemos en el PRD, por ejemplo, con Benicio Robinson, el diputado más veterano de la Asamblea, a la cabeza del partido, acompañado en la directiva por colegas como Raúl Pineda y Crispiano Adames.
Resaca
Si en el plano legislativo el ganador de la elección de mayo pasado fue Vamos, el gran perdedor fue el PRD.
No solo obtuvo su candidato presidencial, José Gabriel Carrizo, apenas el 5% de los votos, sino que su bancada legislativa se redujo por casi dos tercios a un total de 12 diputados.
Aún así, el PRD ha logrado mantener, al menos a lo interno de la Asamblea, ápices de cohesión cuando se trata de votar sobre grandes temas. Como bancada, apoyaron la candidatura de Castañeda a la presidencia del legislativo.
Luego, para ratificar a Dino Mon como director de la CSS, nueve de los 12 diputados votaron a favor. Para el presupuesto de 2025, presentado ante el pleno tras un tumultuoso paso por la comisión respectiva, 11 de 12 votaron a favor. Y cuando se debatieron las reformas a la CSS, la bancada votó en bloque en contra de la propuesta.
Lo planteado por el politólogo Alvarado resuena en el caso del PRD, pero es sin duda un caso peculiar. Si bien los diputados perredistas de vieja data, como Robinson (PRD 1-1), Raúl Pineda (PRD 8-2) y Crispiano Adames (PRD 8-3) son parte de la cúpula de su partido, solo uno de los tres está jugando un rol protagónico, al menos a simple vista.
Robinson ha habilitado a su hijo de igual nombre, quien también es su suplente legislativo, para asistir a prácticamente todas las sesiones. Mientras tanto, Robinson padre ha mantenido un bajo perfil.
Algo similar ha sucedido con Pineda. Luego de que su hijo se viera detenido y envuelto en un proceso judicial, el diputado de San Miguelito ha mantenido un perfil bajo, habilitando a su suplente para participar en el pleno y en las comisiones.
¿Líder?
Crispiano Adames, quien de hecho renunció al CEN de su partido luego de la elección, ha tomado un rol más combativo y de liderazgo a lo interno de la Asamblea, particularmente en torno al tema de las reformas a la CSS. Sentado en importantes comisiones, Adames se ha convertido en la cara de la bancada PRD, al menos por el momento.
Tal partido ha emitido comunicados en torno a la CSS, la crisis diplomática con Estados Unidos e incluso sobre el controvertido almuerzo de diputados con el presidente.
El PRD es el partido con la pluralidad de diputados que más compacta ha mantenido su oposición al gobierno de Mulino, al menos en cuanto a consecuencia y votos.
Vamos
La bancada de la coalición Vamos ha estado en el ojo de la tormenta.
Su llegada monumental al legislativo fue una sorpresa, tanto para los votantes como para la dirigencia de la coalición. De los 20 diputados y diputadas que llegaron a la Asamblea, solo una, Chandler, tenía algo de experiencia legislativa, siendo suplente en el quinquenio pasado.
La ruptura más clara se dio durante la votación sobre las reformas a la CSS, donde 10 de los diputados votaron a favor de la propuesta y los otros 10 en contra. Desde temprano en la discusión se supo que Vamos no estaba logrando un consenso y que los miembros de la bancada no estaban dispuestos a votar en bloque sobre ese tema.
El resultado de la votación generó tensiones que luego fueron ventiladas ante los medios y captadas por las cámaras. Gritos en una reunión a puertas cerradas y posteriores sanciones administrativas a algunos miembros comenzaron a mostrar costuras frágiles.
Fuente: Asamblea Nacional
Tensión
Mucho se habló de las implicaciones de esa división y de la percibida debilidad de la coalición. El problema se trasladó al debate en torno al almuerzo al que invitó Mulino. El presidente sólo invitó a los 48 diputados que votaron a favor de la propuesta para reformar la CSS y algunos diputados de Vamos decidieron asistir. Esto, a pesar de que la coalición publicó en sus redes que sus miembros no iban a asistir.
Betserai Richards (VAMOS 8-6) defendió la decisión de ir al almuerzo. Dijo que aprovechó para hablar de temas importantes con el presidente Mulino y que solo habló con él tres minutos. No obstante, cuestionó las formas de la dirigencia de Vamos, argumentando que no se puede tomar una decisión ni dictar una línea mediante un tweet.
En redes, tanto diputados como dirigentes de Vamos, incluido el exdiputado Juan Diego Vásquez, se tiraron pullas unos a los otros, publicando cuestionamientos a sus gestiones y decisiones. Algunos, incluso, criticaron a sus compañeros de bancada desde su curul. Eduardo Gaitán (VAMOS 8-2), por ejemplo, hizo un llamado a “limpiar Vamos”.
Para Alvarado, los retos de Vamos son esperados. «Hay un liderazgo fuera de la Asamblea, que es de este proto-partido, y lo que hay dentro de la Asamblea son los mecanismos legislativos: la composición de la bancada, liderazgos, procesos de disciplina, quién presenta que ley, quién la secunda y las prioridades de la bancada».
“Durante el proceso en el que Vamos define si es un partido o no, sus diputados están aprendiendo si serán independientes o partidistas y lo hacen al mismo tiempo que están legislando,” explicó Alvarado sobre la raíz de estos episodios de discordia.
Segundo
Luego de conceder su derrota en la noche de la elección, Ricardo Lombana, candidato presidencial por el Movimiento Otro Camino, dijo que sería la principal fuerza de oposición del país. En los días siguientes, surgieron cuestionamientos, incluso por parte de Mulino, sobre autoproclamarse oposición y el papel que jugaría Vamos.
Si bien Lombana recibió el 27% de los votos, en la Asamblea su bancada es de apenas tres diputados.
En las cuatro votaciones, han votado juntos, ya sea todos a favor o todos en contra. Sin embargo, el liderazgo que pueda o decida ejecutar Lombana desde fuera de la Asamblea aún está por verse.
Sus intentos de pronunciarse y participar de la conversación han sido criticados como oportunistas y, por momentos, no se ve una línea clara de oposición que se mantenga en el tiempo.
Mientras tanto, los diputados de Moca no parecen ser controlados por Lombana. Hay una clara desarticulación. Para Alvarado, es parte del reto que conlleva la marca independiente que promulga Moca incluso siendo un partido político constituido.
Futuro
Las cuatro votaciones analizadas, incluyendo la de la presidencia de la Asamblea en julio pasado, muestran un panorama cambiante a lo interno del legislativo. Sí evidencian, no obstante, que Mulino cuenta con apoyo para llevar adelante su agenda.
Pero, ¿seguirá estando la matemática de su lado?
Mulino aspira a abordar temas importantes en los próximos meses, particularmente el tema minero. Esta será una prueba de fuego para la realidad fragmentada del legislativo.
Además, otros factores, como la influencia que pueda ejercer el expresidente Martinelli sobre la bancada de RM en caso de así desearlo, ponen en duda la plataforma legislativa tangible sobre la cual Mulino busca avanzar su agenda.
Por su parte, bancadas como la Vamos enfrentan obstáculos propios de cohesión y toma de decisiones. Todo indica que los retos a futuro y los temas álgidos a abordar pondrán a prueba estos liderazgos y mecanismos.
Si bien Mulino no tiene una bancada que responde directamente a sus intereses y a los de su gabinete, la realidad es que tampoco hay una oposición consolidada y clara en estos momentos.