El nuevo gobierno: promesas y apoyos

El nuevo gobierno: promesas y apoyos

El pasado lunes, 1 de julio, a las 2:58 de la tarde, el presidente José Raúl Mulino fue juramentado en su nuevo cargo. Entre lágrimas, visiblemente conmovido, miraba a un Teatro Anayansi abarrotado de invitados, copartidarios y autoridades electas. Se dirigió al país por casi una hora de forma parca, tajante y específica, algo que ya se ha convertido en su estilo particular.

El día empezó en la Asamblea Nacional, con la instalación del legislativo de cara al país. La gran pregunta era qué bando se haría con el poder de la junta directiva, cuáles habían sido los consensos logrados y quiénes serían las figuras.


Votación

La bancada oficialista, de 13 diputados de momento —pues uno enfrenta un proceso de impugnación— logró el apoyo de la debilitada bancada del Partido Revolucionario Democrático y de Cambio Democrático.

La bancada del Partido Panameñista parecía una gallina sin cabeza. No hubo una línea partidista durante la votación para los cargos de la directiva. Antes de iniciar la sesión, varios diputados panameñistas explicaron que al no haber podido llegar a un consenso, cada quién podía votar como le pareciera.


Directiva

Dana Castañeda (RM 2-3) fue electa presidenta de la Asamblea Nacional para el primer periodo legislativo con 44 votos. Por su parte, Walkiria Chandler, candidata de la bancada Vamos, logró 26 votos. Votaron por ella los 20 diputados de Vamos, los tres diputados del Movimiento Otro Camino, dos diputados del Partido Panameñista y una diputada del Partido Popular.

Algunos de los que votaron por Castañeda, de bancadas como Cambio Democrático y la Panameñista, citaron la gobernabilidad como motivación para su voto. Hablaban de “darle el voto de confianza” a la diputada oficialista. Como primer vicepresidente resultó electo Didiano Pinilla (CD 9-4), consolidando lo que era un secreto a voces, que la bancada de CD está arrimada a la RM y posiblemente volviendo a sus raíces martinellistas como partido. Jamis Acosta (RM 4-1) fue elegido segundo vicepresidente.


División

El contraste en el pleno fue claro, demostración de una de las fracturas políticas más claras del país, los partidos contra los independientes. Del lado izquierdo del salón, una bancada joven e independiente, pidiendo a sus compañeros votar por la renovación del Órgano Legislativo, alegando que la ciudadanía fue clara el 5 de mayo al ponerlos ahí. Chandler se refirió a sí misma como “la candidata de la dignidad” varias veces.

Al otro lado del salón estaban las bancadas más pequeñas pero unidas. En sus intervenciones, algunos diputados de partidos resaltaron que “en los partidos hay gente buena” y que la división no era el camino hacia el progreso. A medida que se dio la votación, tanto de un lado como de otro comenzaron a agravar esa división.

Los buenos contra los malos, los nuevos contra los de siempre, el cambio contra el status quo.


Confrontación

Los contrastes llegaron a su pico cuando Neftalí Zamora (VAMOS 8-5) —el último diputado en votar —dijera al justificar su voto a favor de Walkiria que “la Asamblea no va a cambiar. Esta Asamblea ha elegido a las planillas, ha elegido los contratos de a dedo, ha elegido poner de presidenta a una persona que viene abanderada por el PRD; el mismo PRD que mucho daño nos ha hecho. Hoy esta Asamblea ha decidido no cambiar”.

Luego, durante la votación por la subsecretaría, donde la exdiputada Fátima Agrazal fue postulada por el oficialismo, Luis Eduardo Camacho (RM 8-4) justificó su voto. “Por la defensa de la familia como institución, porque la juventud debe ser rebelde pero no insolente, porque 20 no es 36,” dijo.

Pocos minutos después, Eduardo Gaitán (VAMOS 8-2), le respondió, diciendo que si bien en la Asamblea eran 20, “allá afuera somos cuatro millones,” alegando tener el apoyo popular. Varios otros diputados se sumaron al tira y jala entre partidos e independientes en lo cual parece será la tónica del debate de ahora en adelante.

Ninguna de las votaciones a la directiva resultó en la misma distribución de votos. Los variaciones fueron causadas por los diputados Panameñistas y sorpresivamente del Movimiento Otro Camino, en ocasiones votando con el oficialismo y en otras a favor de Vamos. El resultado siempre fue el mismo, RM controló la directiva y eligió a los dos secretarios legislativos.

Fuente: El Tabulario

Atlapa

Luego de la instalación de la Asamblea, los diputados y diputadas abordaron buses que los trasladaron al Centro de Convenciones Atlapa. Fueron protagonistas también de la toma de posesión del presidente, pues allá, en el escenario, se reanuda la sesión legislativa. Cuando estaban listos para comenzar, se levantó el telón del Teatro Anayansi, revelando a Mulino, a los invitados internacionales y a los 70 diputados.

Inmediatamente después de la juramentación, habló la presidenta recién electa de la Asamblea, Dana Castañeda, en un discurso sobre la responsabilidad legislativa que asume. Se comprometió a reformar el reglamento interno del órgano legislativo y escuchar el mandato del 5 de mayo, promesas que están por ver si se cumplen cuando avance la labor legislativa y se instalen las comisiones permanentes.

Luego tomó la palabra el presidente Mulino, quien comenzó por recordar su participación en el gobierno de Ricardo Martinelli y la diferencia en cuanto al país que recibieron entonces y el que reciben ahora. Recalcó el grave estado de las finanzas públicas y elogió a su equipo de trabajo.


Justicia

Un gran porcentaje del discurso del presidente se centró en el sistema de justicia y en las carencias, que a su juicio, presenta en la aplicación de la ley.

El primer indicio del ambiente que rodea este tema se dio al empezar su discurso, cuando al mencionar en sus saludos a la magistrada presidenta de la Corte Suprema de Justicia, María Eugenia López, se escucharon abucheos por parte del público. Mulino logró mantenerse estoico ante el ruido.

El presidente dijo varias frases reveladoras sobre cómo considera ha actuado el Ministerio Público y lo que presidentes anteriores han hecho para amañar la justicia a su parecer. Su discurso es consonante con lo que reclama el expresidente Martinelli sobre su condena y los demás casos en su contra.


Movimientos

Las palabras de Mulino el 1 de julio se dan pocos días después de que dos fiscales que manejaron casos de alto perfil a lo interno del Ministerio Público fueran destituidos de su cargo por el procurador Javier Caraballo sin mayor explicación. Organizaciones de sociedad civil enfocadas en la lucha anti-corrupción y el Estado de Derecho reclamaron la decisión, pues argumentan que la arbitrariedad es perjudicial para la salud del sistema judicial.

Estas destituciones fueron celebradas en redes sociales por el expresidente Martinelli y algunos de sus abogados cuando se hicieron de conocimiento público.

Unas horas después, el expresidente publicó una foto de la exprocuradora Kenia Porcell con un mensaje breve: “Nadie se ha olvidado de ella”.

Incluso, desde el legislativo, se dieron pistas sobre una “renovación” en el Órgano Judicial. Al llegar al hemiciclo en la mañana, Camacho (RM 8-4) dijo que la ciudadanía tiene las esperanzas puestas en el nuevo gobierno. «Tanto en el legislativo, en el ejecutivo y Dios primero pronto en el órgano judicial cuando se renueve,” dijo a los medios de comunicación.

Parece ser una meta, y prioridad, a todos los niveles dentro del oficialismo.


Recordar

“En los últimos años el ejercicio sano de confrontar ideas y candidatos se convirtió en una lucha visceral. Se escalaron los conflictos políticos a tal nivel que los adversarios pasaron a ser enemigos […] Esa polarización contaminó de odio el uso del poder,» analizó Mulino durante su discurso. Se refirió a la “herramienta de opresión y judicialización del Estado” la cual “persiste y tiene a muchos aún luchando para conseguir su libertad”.

Una frase en particular llamó la atención, pues fue replicada por el expresidente Martinelli en sus redes sociales pocas horas después. “A todos los funcionarios judiciales y del Ministerio Público que fueron presionados en esa etapa de odio para accionar de forma parcial, voy a entregarles las llaves para que abran de una vez y para siempre los candados que amarraron esas decisiones,” dijo.

Al hablar de justicia y mencionar a Martinelli, desde algunas filas del Teatro Anayansi estallaron los cánticos de “¡Libertad!” y se oyó uno que otro “¡Viva Ricardo Martinelli!”. Se escuchó claramente en la transmisión.


Darién

Mulino también abordó el tema de la migración en Darién, una crisis que sin duda heredó en su peor momento. Con casi dos mil migrantes cruzando la selva diariamente a través de distintas trochas, recibidos por autoridades panameñas en poblados darienitas, Mulino busca resolver el problema. El presidente visitó Darién el fin de semana previo a la toma de posesión acompañado de su equipo de seguridad pública.

La estrategia del nuevo gobierno en abordar la crisis migratoria contrasta con lo que venía haciendo el gobierno de Laurentino Cortizo. Hasta en el uso del lenguaje se evidencia, pues Mulino llamó “ilegales” a los migrantes irregulares, algo que el gobierno anterior nunca hizo.

El enfoque en materia de seguridad y la proyección de “mano dura” sobre el tema es evidente. En parte, ya lo ha explicado el presidente, busca evitar que las personas salgan de sus países de origen al entender que el gobierno de Panamá ya no los recibirá de la misma forma.

“A las fuerzas de seguridad les pido aplicar la ley, con estricto apego a los derechos humanos y la defensa de los intereses de nuestra patria» dijo el presidente. En ese momento, alguien del público gritó un claramente entendible «¡Oye Petro!”. Las cámaras cortaron al presidente colombiano, Gustavo Petro —sentado en el escenario como invitado— y a quien se le critica su inacción sobre el tema migratorio.

Mulino reaccionó con una fugaz sonrisa.


Acción

Luego de la juramentación, el gobierno de Mulino hizo su primera gestión, con la firma de un acuerdo de entendimiento entre Panamá y Estados Unidos para establecer la cooperación sobre el tema migratorio.

Particularmente, busca garantizar que sea el país norteamericano el que financie las masivas operaciones de repatriación que busca implementar en el área.

El documento fue firmado en el Centro de Convenciones Atlapa entre Alejandro Mayorkas, secretario de seguridad nacional de Estados Unidos, y Javier Martínez Acha, canciller panameño. No se tiene fecha aún para dar inicio a las repatriaciones y hay mucho tema logístico aún por definir.


Pensiones

Mulino se refirió también a la crisis de la Caja de Seguro Social, la cual ya ha dicho anteriormente abordará como prioritaria. Dijo en el pasado que “antes de Navidad” esperaba que se tramitara la solución legislativa a ese tema. La gran pregunta sobre dicha solución es si la propuesta incluirá medidas paramétricas. Es decir, un aumento en la edad de jubilación.

“Tomaremos medidas con el fin de evitar o minimizar una reforma del seguro social que implique un sacrificio para los contribuyentes y asegurados,” adelantó. Reiteró que el sistema no será privatizado y tildó de “inadmisible” que alcaldías, partidos políticos y grandes empresas deban millones de dólares en cuotas al sistema de pensiones.

“Las soluciones cosméticas no funcionan más, llegó el momento de hacer una reforma de fondo para salvaguardar la seguridad social de los panameños,” dijo Mulino. En intervenciones anteriores ha dicho que considera la seguridad social una parte integral de la economía panameña.

“Necesito más información para poder diseñar un plan que lleve a una solución, concreta, permanente e integral […] Los asegurados merecen saber la verdad,” agregó. También mencionó abaratar el costo de los medicamentos.


Minero

Mulino abordó el tema de la mina en Donoso, Colón, el cual asegura será tratado con la importancia que merece.

“No hacer nada no es una opción,” dijo de forma tajante. Adelantó que ordenará una auditoría ambiental en el sitio para entender las condiciones reales actuales, reconociendo que el trabajo actual de mantenimiento lo está haciendo la empresa First Quantum a su costo.

En semanas previas, y lo volvió a repetir durante el discurso, Mulino y su equipo han hablado de abrir para cerrar.

«El plan de abrir para cerrar, de forma definitiva, segura y positiva para nuestro país dependerá del resultado de ese estudio ambiental,” dijo Mulino. Aseguró que respetaría las leyes, el fallo de la Corte y el pedido del pueblo sobre el tema.

Recordemos que durante octubre y noviembre la ciudadanía salió a las calles en todo el país tras la aprobación expedita del contrato por parte de la Asamblea controlada por el PRD y el gobierno de Laurentino Cortizo.

Tal vez Mulino apuesta a que mucho de lo que impulsó a esas personas era el hartazgo con el deteriorado gobierno PRD y no el tema ambiental en relación a la mina, pues la idea de abrir para cerrar no es lo que se pedía en ese entonces. “Un gobierno débil no podía garantizar un acuerdo justo para los panameños y menos tratar un tema de esta envergadura a final de su mandato y a tambor batiente,» concluyó.


Corrupción

Tocó varios temas que tienen que ver con el uso de fondos públicos y la corrupción de distintos sectores. Se refirió a los auxilios económicos del IFARHU, prometiendo hacer una reforma integral a la institución e implementar un sistema de mérito y de necesidad económica bien establecido.

Se refirió a la descentralización paralela, asegurando que reformaría la institución y que se acabaría la entrega de fondos públicos de forma discrecional a unos cuantos. También le habló directamente al sector privado, haciendo un llamado a que no participen de prácticas delictivas ni utilicen el tráfico de influencias para hacerse con contratos.

“Para bailar tango se necesitan dos,” dijo y manifestó que nadie tiene permiso de pedir nada a su nombre, y que si lo hacen, lo denuncien.

En términos generales, se refirió a la decadencia del sistema político y el manejo de lo público. «Toda la clase política está en jaque. Sin reparo pasamos de los ideales de libertad y democracia al juega vivo descarado, de la búsqueda de consensos al matraqueo, del precepto de servir, a servirse de la política. En mi opinión, mucho duró la fiesta, y a qué costo,” reflexionó.

También hizo un llamado a los diputados, a enfrentar el mandato dado por el pueblo, alejados del clientelismo y dispuestos a buscar consensos. Habló de una reforma del Estado, la cual incluiría reformas al sistema de justicia. Dijo que no permitiría a nadie manchar su nombre.

“Quiero que mi mayor legado sea recuperar la confianza en el servicio público. Para ello, les hablaré siempre con la verdad […] Mi mayor anhelo es verlos triunfar y ser felices,” prometió hacia el final.


Cimientos

El presidente dijo mucho durante su discurso, prometió enfrentar retos titánicos y tomar decisiones contundentes sobre distintos problemas que arrastra el país desde hace décadas.

Su capacidad de ejecución será puesta a prueba. En ediciones anteriores hemos dimensionado lo enorme de los retos que ha asumido y que asegura abordará en los primeros seis meses de gobierno.

La realidad es que Mulino parece entender y respetar lo monumental del cargo y el reto que enfrenta. Su entrega a la silla parece ser genuina y su intención de avanzar con su agenda también.

Sin embargo, surgen dudas sobre dónde están los cimientos del evidente apoyo ciudadano con el que cuenta en estos momentos y el optimismo ciego que parece envolver al nuevo presidente.

Mulino llegó a la presidencia de la mano de Martinelli, quien puso los votos y le continúa poniendo el voto de confianza ciudadano en estos momentos. Si necesita esa legitimidad para avanzar su agenda —incluidas las reformas al sistema judicial que propone— entonces ¿quién manda?

Cuando Mulino terminó de hablar, ya con la banda presidencial reposando sobre su hombro, el público aplaudió eufóricamente y el presidente saludaba con la mano. El escenario estaba abarrotado, de invitados internacionales, invitados de honor y los 70 diputados que conforman la nueva Asamblea vestidos de blanco detrás del presidente.

Todos cantaron el himno en coro, hubo más aplausos, y lentamente bajó el telón rojo del Teatro Anayansi. La puesta en escena había acabado.