Asamblea controlada: la lucha por el poder

Asamblea controlada: la lucha por el poder

A menos de un mes de iniciada la nueva administración, tanto a nivel ejecutivo como legislativo, comienzan a caer las fichas y se puede ver más claramente dónde se concentra el poder político y quiénes son los principales actores. En ediciones anteriores hemos intentado encontrar sentido en los retos que enfrenta la administración de José Raúl Mulino y de dónde sacará la legitimidad para impulsar una ambiciosa agenda política.

El 1 de julio, en la toma de posesión, vimos cómo caía el telón sobre la juramentación del presidente y la instalación de la Asamblea Nacional. Si bien el expresidente Ricardo Martinelli —quien impulsó la candidatura de Mulino y lo puso en la presidencia— no estaba físicamente en el centro de convenciones Atlapa, quedó clara su presencia. La tónica se ha mantenido, y trasladado, al legislativo.

Comisiones

En su tercera semana de sesiones parlamentarias, la Asamblea Nacional finiquitó, y juramentó, a las juntas directivas de las comisiones permanentes. La labor legislativa de la Asamblea comienza en estas comisiones. Cada una tiene una temática y es la encargada de darle el primer debate a los distintos proyectos de ley. Si un proyecto de ley tiene que ver con educación, por ejemplo, iría a la comisión pertinente.

Los puestos en cada comisión son por un año y se elige una junta directiva en cada una: alguien que presida, un suplente y alguien que lleve las actas. De las 15 comisiones, 14 tienen nueve miembros. La excepción es la Comisión de Presupuesto —posiblemente la más importante— la cual cuenta con 15 miembros.

Quienes presiden las comisiones suelen controlar el orden del día, deciden a qué darle prioridad y crean sub-comisiones cuando lo encuentren necesario, para tratar temas específicos. Presidir la junta directiva les permite marcar la pauta en cuanto a temas relacionados a esa comisión.

La representatividad de las distintas bancadas en cada comisión se hace en base al tamaño de las bancadas en el pleno. En teoría, si una bancada ocupa el 30% de las curules en el pleno, ocupará el 30% de los espacios en cada una de las comisiones.

Fichas

Luego de una pugna por decidir cuántas curules le tocaba a cada una de las bancadas en la Comisión de Presupuesto, se instaló la junta directiva de la misma. El diputado de Realizando Metas, el veterano Sergio Gálvez (RM 8-3), presidirá la comisión durante el primer año de esta administración. Fue electo con 10 de los 15 votos. Todos, menos los cinco representantes de la Coalición Vamos, votaron a favor.

Gálvez lleva más de 20 años en la Asamblea y de los diputados veteranos es cercano al expresidente Martinelli. En 2019, incluso, corrió como alcalde capitalino en una nómina junto a Martinelli, a quien no se le permitió correr. Gálvez volvió a aspirar a la alcaldía este periodo pero no resultó electo. No obstante, retuvo su curul en la Asamblea y es ahora el presidente de una de las comisiones más importantes.

La relación entre el ejecutivo y el legislativo será puesta a prueba cuando toque discutir el presupuesto general de Estado para 2025. Mulino ha hablado de austeridad, y su ministro de Economía y Finanzas, Felipe Chapman, también. De la mano de Gálvez, cuestionado por su actuar y su actitud en el legislativo por años, será la comisión de Presupuesto la que deberá ver los cambios propuestos.

Pasarela

Otra ficha del expresidente Martinelli logró hacerse con el poder. Sucedió en la Comisión de Credenciales, Reglamento, Ética Parlamentaria y Asuntos Judiciales, donde resultó electa, por seis de nueve votos, la diputada Shirley Castañedas (RM 13-1) como presidenta.

Castañedas fue, abiertamente, parte del equipo legal del expresidente Martinelli, interponiendo recursos y denuncias en su nombre durante años. Llegó a la Asamblea por primera vez el 1 de julio y se hizo con el control de la Comisión de Credenciales. Durante su juramentación, estuvo la exprimera dama, Marta Martinelli junto a sus dos hijos, Luis y Ricardo. Posaron para una foto con Castañeda luego de que fuera juramentada.

Al sustentar su voto a favor de Castañedas, Jairo Bolota (PRD 3-1), conocidamente afín al expresidente, hizo un llamado de “libertad para Ricardo Martinelli”, ya usual en eventos gubernamentales. Recibió aplausos de quienes abarrotaban la sala de reuniones legislativas.

Poder

Si bien la Comisión de Credenciales suele concentrar sus esfuerzos diarios en la ratificación de nombramientos hechos por el ejecutivo, como ya han hecho estos primeros días, es la facultad de estudiar denuncias e investigar al presidente de la República y a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia lo que le concede sustancial poder.

Martinelli y su equipo legal han criticado abiertamente a los magistrados de la CSJ, una y otra vez. El propio Mulino se ha referido al sistema de justicia, alegando que deben hacerse cambios contundentes al mismo. Durante la toma de posesión de Mulino, el nombre de María Eugenia López —presidenta de la Corte y blanco directo de críticas por parte de Martinelli— fue abucheado por el público.

¿Cómo afecta las dinámicas del poder que una abogada del expresidente, quien fue condenado por blanqueo de capitales en última instancia por la actual Corte Suprema de Justicia, tenga en sus manos el poder de investigar a los magistrados que la conforman?

Fiel

La tercera ficha martinellista se concretó a la cabeza de la Comisión de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales. Luis Eduardo Camacho (RM 8-2) resultó electo como presidente con seis votos. Esta comisión tiene entre sus facultades evaluar cambios constitucionales, reformas a la ley electoral y otros temas de justicia. Incluso, una posible reforma al código penal pasaría por ahí.

También trata temas de concesiones, por lo cual una potencial legislación sobre el tema minero pasará en primera instancia por esa comisión.

La relación entre Camacho y Martinelli es ampliamente conocida. “El amigo fiel”, como se ha referido Martinelli a quien fungió como su vocero por años, forma parte del círculo cero del expresidente. Ha dicho, en reiteradas ocasiones, que quiere ayudar a su amigo Martinelli. Incluso, el día de la instalación de la Asamblea, habló de reformas al sistema de justicia.

Triplete

El triplete de diputados martinellistas a la cabeza de las comisiones legislativas más relevantes no es casualidad. En notas anteriores hablamos sobre la legitimidad de Mulino, sobre qué hombros está parado —y usará para impulsarse— en la búsqueda de completar su ambiciosa agenda política.

Si bien desde que ganó el 5 de mayo el presidente Mulino ha intentado encontrar esa legitimidad de otras fuentes: la clase empresarial, personas respetadas en su equipo de trabajo y apertura hacia los medios de comunicación, la realidad es que deberá medirse en la Asamblea, y tratar con quienes ocupan puestos de poder a lo interno de la bancada oficialista.

Al tratarse de figuras cuestionadas —sumado a la oposición que sin duda estarán haciendo los diputados y diputadas de la alianza estratégica entre la Coalición Vamos, el Movimiento Otro Camino y Patsy Lee (PP 4-4)— el beneplácito ciudadano con el que, de momento, parece contar Mulino, podría verse en peligro.

¿Es compatible la ambiciosa ruta gubernamental que impulsará Mulino con las aspiraciones personales y políticas del expresidente Martinelli?

Paridad

Una decepcionante realidad que surge de la instalación de las comisiones en la Asamblea es la falta de paridad en algunas. No solo no hay paridad, lo cual significaría una cantidad igual de hombres y mujeres, sino que en dos de las tres principales comisiones, no hay mujer alguna. Tanto la Comisión de Presupuesto como la Comisión de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales están conformadas en su totalidad por hombres.

La falta de representación femenina en la política panameña es una realidad que el sistema se rehúsa a subsanar de forma contundente. Con válvulas de escape en la norma electoral que permiten a los partidos evitar tener que postular la cantidad de mujeres necesaria, el resultado es que pocas llegan a puestos de poder.

Más allá de quienes son las que sí llegan, la realidad es que en estas comisiones se tomarán importantes decisiones sobre el porvenir del país, al menos en materia presupuestaria y normativa, sin la participación, ni en voz ni voto, de mujeres parlamentarias.

Actualmente, de los 71 diputados que hay en la Asamblea, solo 15 son mujeres. Ese total está conformado por seis diputadas de la bancada de Vamos, cuatro de la bancada de RM y una en el PRD, PP, Panameñista, CD y Moca.