El SIF: pieza clave de la economía

El SIF: pieza clave de la economía

Panamá enfrenta en el mediano plazo no solo un proceso electoral complejo, sino también un proceso de cambio significativo en su estructura económica y financiera. Este proceso, a su vez, determinará en gran medida la capacidad de ejecución de los resultados políticos de tal elección.

Dentro de este proceso de cambio en la estructura de capital del país, uno de los principales actores —aparte del gubernamental— será el sector de intermediación financiera o SIF. El SIF representa alrededor del 7% de la economía nacional. Y será el SIF el que determinará la disposición de oportunidades laborales y de vivienda para la población. El SIF, por lo tanto, configurará el panorama futuro de la calidad de vida en el país.

En esta nueva serie de El Pulso, comenzaremos a explorar de forma metódica y detallada la composición del SIF. Analizaremos sus principales jugadores y activos, el impacto causado sobre tal sector por la pandemia del COVID-19 y lo que ha ocurrido después, además de sus políticas financieras y su influencia sobre el futuro nacional.

Plano general

La cifra exacta del producto interno bruto (PIB) del país ha sido un tema reciente de discusión. Aprovechándose de un cambio favorable en el año base sobre el cual se hace el cómputo de esta cifra —de 2007 a 2018— el Ministerio de Economía y Finanzas pudo anunciar que el PIB nacional había superado los $70 mil millones, valor inédito en la historia nacional.

Para contexto, el PIB más valioso del mundo lo posee Estados Unidos, con un valor de alrededor de $25 millones de millones —más de 350 veces el valor del de Panamá. Le sigue la República Popular de China, aproximándose rápidamente en los últimos años a los $20 millones de millones. Y de tercer lugar, más abajo en la escala, están Alemania, India y Japón con economías valoradas en los $4 millones de millones.

Tamaño relativo de economías selectas
Fuente: El Tabulario, Fondo Monetario Internacional

Más cerca de la magnitud de Panamá, nos acompañan vecinos regionales como Costa Rica y Uruguay, con sus PIB valorados cerca de los $80 mil millones. Economías comparables en otros continentes —al menos en valor numérico— son: Croacia y Lituania en Europa; la Costa de Marfil y Ghana en África; y Birmania y Sri Lanka en Asia.

Y en el otro extremo de la escala están países diminutos, como Nauru, con un PIB de alrededor de $150 millones, y Tuvalú, con un PIB de $65 millones.

Debemos —y en una edición futura lo haremos— delinear las limitaciones de utilizar el PIB como cifra de comparación entre países.

El mismo economista ruso-estadounidense que creó la medida, Simon Kuznets, dijo al crearla en 1934 que “el bienestar de una nación poco se puede inferir de una medida de ingreso nacional”. Y recientes avances en la capacidad de contabilizar el capital natural y los servicios ecológicos han puesto en primer plano la pregunta de cuánto del crecimiento del PIB no es, de hecho, un crédito o disminución a la cuenta ambiental.

A pesar de esto, el PIB nacional servirá para comenzar a tener referencia de los valores que estaremos mencionando más adelante.

Vale la pena agregar que, previo al cambio del año base del cómputo, el PIB de Panamá estaba valorado cerca de los $65 mil millones. El debate sobre si el valor actual de $75 mil millones refleja correctamente la situación nacional se mantiene.

Primer close-up

Tomando una magnitud aproximada de $70 mil millones como el valor del PIB, pasamos ahora a ver la proporción que ocupa el SIF en el mismo. Así, entenderemos su importancia en relación con la economía nacional.

Hay dos formas alternativas de hacer este ejercicio.

Primero, podemos ver el SIF como un renglón en el cálculo de la productividad nacional.

Si nos vamos a los libros de la Contraloría General de la República, encontraremos este sector bajo el renglón J del PIB. Por si se preguntaron, las letras van desde la A —agricultura, ganadería, caza y silvicultura— hasta la P —hogares privados con servicios domésticos.

De acuerdo con tal renglón J, la intermediación financiera —aún por definir— en Panamá tiene un valor de alrededor del 7% del PIB, siendo conservadores.

Para un PIB de $70 mil millones, cada punto porcentual equivale a $700 millones.

Y siete puntos porcentuales —el valor del SIF en el PIB— se aproximan finamente a los $5 mil millones. Para referencia, los aportes anuales del Canal de Panamá rondan la mitad de eso.

Y siempre hay que recordar que la magnitud del PIB experimentó un fuerte salto, en parte, por el ajuste del año base. Bajo el año base anterior, el SIF tenía un valor de $3 mil millones dentro del PIB.

Fuente: El tabulario

Siete por ciento no es poco.

Para contexto, los sectores más valiosos de la economía nacional en este momento son: primero, dos faenas panameñas viejas, el comercio y el transporte, con 20% y 14% del PIB respectivamente. Segundo, la construcción, con un 9%. Y tercero, un nuevo entrante —y con todos los asteriscos referentes al capital natural mencionados anteriormente— la minería, que en los últimos cinco años, ha pasado de por debajo del 4% al 7.5% del PIB.

Y no estaría de más pausar un momento para pensar cuántas décadas le tomó al SIF —cuya historia cubriremos en otra ocasión— para llegar a ocupar 7% del PIB en comparación a la impresionante aparición histórica del interés minero a gran escala.

Una segunda forma de hacer el ejercicio para ver la proporción entre el SIF y la economía nacional sería considerar los activos y pasivos bajo su administración. Hasta ahora, hemos estado hablando del SIF como un sector agregado.

¿Cómo se ve desglosado?

Los actores

El SIF es un sector cambiante ya que está expuesto de forma continua y amplia a la innovación —tanto local como internacional— por lo que siempre hay nuevos actores emergiendo y desapareciendo.

En general, son tres grandes categorías de empresas las que conforman el SIF: los bancos, los operadores de valores y las aseguradoras. Entiéndase por estas últimas tanto las aseguradoras como las re-aseguradoras.

En las siguientes ediciones de esta serie, estaremos analizando en detalle cada uno de estos rubros del SIF en un esfuerzo de desarrollar un panorama coherente de tal sector que pueda servir como referencia durante el proceso de cambio en que se encuentra la economía nacional. Por ahora, sería útil ver cada categoría como un conjunto, detallando a grandes rasgos sus características.

Débitos y créditos

Empecemos por la banca. Cuando hablamos de banca en Panamá debemos tener cuidado con los términos porque existe tanto el Sistema Bancario Nacional (SBN) como el Centro Bancario Internacional (CBI).

Primero, el SBN consiste de los dos bancos oficiales —el Banco Nacional de Panamá y la Caja de Ahorros— y los más de cuarenta bancos que operan dentro del territorio nacional bajo una licencia general de la Superintendencia de Bancos de Panamá.

Por su lado, el CBI incluye todos los bancos del SBN además de los bancos con licencia internacional de la Superintendencia de Bancos. Estos últimos están autorizados únicamente a operar desde Panamá —no en— y con otros actores bancarios.

Fuente: El tabulario

El número exacto de bancos en Panamá no es tan fácil de decir. El listado de la Superintendencia de Bancos está lleno de asteriscos, con bancos en la lista que no han iniciado operaciones aún y otros que están esperando que sus licencias se publiquen en la Gaceta Oficial. Adicionalmente, hay conglomerados bancarios importantes como aquel de Bancolombia que tienen, a la vez, operaciones domésticas e internacionales bajo empresas distintas, aunque parte de un mismo grupo.

Con seguridad podemos decir que en el CBI hay al menos 55 jugadores establecidos. Un listado más amplio llegaría hasta los 59. Para referencia, el máximo de bancos en Panamá fue alcanzado en 1982 cuando más de un centenar tenían autorización para operar. Luego de un leve repunte al inicio de la década pasada —cuando habían alrededor de 90 bancos— el número ha ido en caída debido a salidas del mercado y fusiones locales.

En una edición posterior entraremos a ver cuáles son los jugadores establecidos y cómo va el partido. En tales ediciones también trataremos con las financieras, para quienes se hayan preguntado por ellas. Por ahora, nos limitamos a decir que el CBI tiene una cartera de préstamos de $84 mil millones. Aunque este número no guarda relación directa al PIB de $70 mil millones, los dos valores son de magnitudes comparables.

De los $84 mil millones en préstamos del CBI, la mayor parte —más de dos tercios— son préstamos otorgados localmente. El tercio restante son préstamos al extranjero.

Y adicional a esta cartera de préstamos, el CBI custodia ahorros por casi $100 mil millones. En este caso, la mayor parte —tres quintos o $61 mil millones— son ahorros locales y los dos quintos restantes provienen del extranjero.

Fuente: El tabulario

No estaría de más pausar nuevamente para considerar la magnitud de estos valores en comparación a la economía panameña. Los activos totales del CBI, cuando tomamos los préstamos antes mencionados por $84 mil millones y le sumamos otros $30 mil millones en inversiones en valores y $18 mil millones en depósitos propios, totalizan los $140 mil millones. Dos veces el tamaño de la economía nacional.

En comparación, los activos totales del sector bancario de Costa Rica —nación comparable en términos económicos— totalizan alrededor de los $60 mil millones, aproximadamente una sola vez su PIB.

Para referencia, el país cuyo sector bancario tiene más activos en todo el mundo es la República Popular de China, con $46 millones de millones en activos totales —poco más de dos veces su PIB, similar a Panamá. Le sigue Estados Unidos, con alrededor de $30 millones de millones. Luego vienen Francia, Japón y el Reino Unido, con alrededor de $15 millones de millones cada uno. África del Sur, con $420 mil millones en activos totales bancarios —tres veces aquellos de Panamá— se podría considerar parte de la banda inferior de las grandes ligas.

En otra edición de la serie, estaremos entrando a ver cuáles precisamente son estos activos y cómo la definición de los mismos está en un proceso revolucionario de transformación.

El toro y el oso

La segunda categoría dentro del SIF son los operadores de valores y su ecosistema. Dentro de esta categoría, tenemos varios tipos de empresa. Primero, están los mismos operadores de valores, con la capacidad de comerciar con validez legal títulos negociables.

Los principales títulos negociables son las acciones —que representan una cuota de propiedad sobre una empresa— y los bonos —que representan una porción de la deuda emitida de tal empresa. En ambos casos, los valores negociables representan el derecho a una parte de los retornos futuros de la empresa, ya sea a través del pago de dividendos a los accionistas o intereses a los bonohabientes. Estos son los jugadores.

Segundo, está el campo de juego: las bolsas. En Panamá, opera una bolsa de valores. La misma fue creada como la Bolsa de Valores de Panamá en 1990 dentro de un anterior proceso de cambio significativo en la estructura económica y financiera del país. A finales de la década pasada, la Bolsa de Valores tomó la decisión de evolucionar —aprovechando la posición estratégica del país y su carácter de hub– con el propósito de convertirse en una bolsa regional latinoamericana. Éste es el propósito que persigue hoy día, incluso después de importantes retrasos debido a la pandemia. Aunque aún se le llama la Bolsa de Valores de Panamá por la fuerza del hábito, ya van más de diez años que el nombre formal de la bolsa es Bolsa Latinoamericana de Valores. Se le conoce popularmente como Latinex.

Ahora, vale la pena agregar que nada impide en la ley que se cree otra bolsa local de valores. Incluso existe una licencia para hacerlo, disponible a un costo de $25 mil.

En una edición posterior de esta serie hablaremos más de otros actores importantes asociados a los operadores de valores, como los asesores de inversiones y las centrales de valores. Por ahora, mencionaremos un último tipo de empresa en cuanto al mercado de valores: los emisores.

Son éstos los que proveen las fichas del juego de valores. Son las empresas que han emitido ya sea acciones o deuda u otros valores negociables sujetos a la intermediación financiera del SIF. No se puede dar una cifra exacta de todos los emisores que participan en Panamá ya que el mercado de valores es relativamente abierto, con empresas panameñas obteniendo capital en el extranjero y capitales internacionales buscando retornos en Panamá.

No obstante, sí podemos decir que en Latinex hay más de 250 emisores incluyendo empresas de múltiples sectores de la economía desde bienes raíces y hotelería hasta industria y energía. Y en los primeros dos trimestres que van del año, la negociación de los valores de estos emisores representó $3 mil millones —un 4% de nuestro PIB. Para referencia, en el mismo periodo, la Bolsa Nacional de Valores de Costa Rica vio negociaciones por $830 millones —un 1% del suyo.

Para ilustrar, el gráfico de abajo muestra el volumen negociado mensualmente en Latinex. Las líneas grises son los cinco años pasados y la línea negra resaltada es el año corriente. Se puede notar que —similar al calendario panameño— la mayor parte de la actividad está concentrada cerca de la mitad del año. Y además, que el mercado de valores aún no se recupera a sus niveles pre-pandemia.

Fuente: El tabulario

Mejor tenerlo y no necesitarlo

Dentro de la categoría de seguros, también hay varios tipos de empresas. Aparte de las aseguradoras y re-aseguradoras, están los corredores de seguros y las agencias de ventas de seguros. Para evitar cualquier confusión, una re-aseguradora es básicamente una aseguradora de aseguradoras. El motivo detrás de esta duplicación de seguros es que se logra distribuir aún más el riesgo de cualquier posible incidente, llamado macabramente en la industria de seguros como un siniestro.

En Panamá, hay 22 empresas de seguro. Esto —similar a la categoría bancaria— representa una caída en el número total de empresas, también por salidas o fusiones. Para 2013, habían 31. En otra edición de la serie veremos precisamente qué ocurrió en este mercado y qué empresas lograron ampliar su participación en el mismo.

Empresas dedicadas exclusivamente como re-aseguradoras hay tres, número tan chico que valdría la pena mencionarlas. En orden de creación son: Mitsui Sumitomo, una gigante japonesa fundada en 1918 con su casa matriz en Tokio y operaciones en Panamá; Mercantil, fundada originalmente en 1989 en Curazao —isla parte del Reino de los Países Bajos y fuera de la costa de Venezuela— y re-domiciliada en Panamá en 2019; y Reaseguradora Delta, fundada en 2010 en Panamá.

Gran total

Cuando sumamos los valores de las distintas categorías dentro del SIF, podemos ver ahora con mayor claridad que la magnitud que representa este sector en la economía es mucho más que su participación en la productividad nacional del 7% debido al peso y la influencia fundamental que tiene sobre el desarrollo económico. Esto, ya que opera una cartera de activos varias veces el tamaño de la economía.

El propósito de esta serie será explorar de forma detallada la forma y contenido del SIF operando bajo la premisa de que tal sector estará enfrentado un proceso de cambio que no solo definirá su competitividad a futuro, sino la estructura de capital y el nivel de calidad de vida de todo el país.